1 de diciembre de 2016

EL VUELO DEL HALCÓN

Un rey recibió como obsequio, dos pequeños halcones, y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasados unos meses, el maestro informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente pero que al otro no sabía qué le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó a palacio.
El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. 
Al día siguiente por la ventana, el monarca pudo observar, que el ave aún continuaba inmóvil. Entonces decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines.
El rey le dijo a su corte: 
—Traedme al autor de ese milagro. 
Su corte rápidamente le presentó a un campesino.
El rey le pregunto:
—¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago, acaso?
Sorprendido el campesino le dijo al rey: 
—Fue fácil mi rey, sólo corté la rama, y el halcón se dio cuenta que tenía alas y voló.
 
  • REFLEXIÓN: Cada persona tiene el deber de desarrollar su propia personalidad, siempre que los demás le ayuden a sentirse él mismo, y a confiar en sí mismo y en sus potencialidades. Podemos ayudar a alguien si le ponemos en el camino correcto para que pueda desplegar sus cualidades, su personalidad. Todos podemos volar por encima del sufrimiento y de las limitaciones, descubrir nuevos mundos si estamos dispuestos a arriesgar y dejar la seguridad de lo conocido. Para poder volar sólo necesitamos un sueño, una tarea, un proyecto.