Una vez volaba un cuervo por el cielo llevando en su pico un trozo de carne. Otros veinte cuervos se pusieron a perseguirle y le atacaron sin piedad.
El cuervo tuvo que acabar por soltar su presa.
Entonces, los que le perseguían le dejaron en paz y corrieron, graznando, en pos del trozo de carne.
Y se dijo el cuervo:
—¡Qué tranquilidad...! Ahora todo el cielo me pertenece.

- REFLEXIÓN: ¿Cuáles son tus prioridades en la vida? Vivimos eternamente agobiados guardando nuestras pertenencias como si hubiera siempre un ladrón al acecho, y no pensamos que es desprendiéndonos de las cosas como encontramos la paz interior y la posibilidad de disfrutar de otras opciones. Esfuérzate por olvidar, o al menos minimizar, tu apego a las cosas.