20 de julio de 2016

EL SATÉLITE

Giranto era un satélite y, como todos los satélites, giraba y giraba alrededor de su planeta sin mayor preocupación.
Cierto día sintió una fuerte atracción. Giranto no resistió, se dejó llevar y fue a parar a la órbita de otro planeta. Como Giranto nunca oponía resistencia, iba siguiendo la estela de todos los planetas. Al fin y al cabo, Giranto era un satélite, y girar y girar, su misión. A él que más le daba.
Giranto aún sigue girando y girando. El satélite ignora que no todos los planetas son iguales y que hay planetas buenos y planetas malos. O como dijo un afamado astrónomo: «siempre hay que seguir la estela del mejor astro».
¿Encontrará Giranto algún día su planeta?
 
 
  • REFLEXIÓN: En la vida no todo da lo mismo, hay que saber escoger un camino, aquél que te ayuda a seguir mejor tu vocación o misión. No te dejes llevar por cualquiera que aparezca en tu vida.

8 de julio de 2016

EL CUERVO Y EL CIELO

Una vez volaba un cuervo por el cielo llevando en su pico un trozo de carne. Otros veinte cuervos se pusieron a perseguirle y le atacaron sin piedad.
El cuervo tuvo que acabar por soltar su presa. 
Entonces, los que le perseguían le dejaron en paz y corrieron, graznando, en pos del trozo de carne.
Y se dijo el cuervo:
—¡Qué tranquilidad...! Ahora todo el cielo me pertenece.
 
 
  • REFLEXIÓN: ¿Cuáles son tus prioridades en la vida? Vivimos eternamente agobiados guardando nuestras pertenencias como si hubiera siempre un ladrón al acecho, y no pensamos que es desprendiéndonos de las cosas como encontramos la paz interior y la posibilidad de disfrutar de otras opciones. Esfuérzate por olvidar, o al menos minimizar, tu apego a las cosas.

3 de julio de 2016

EL ENCUENTRO DEL MONJE

Cuenta la historia que, un día, un monje recibió una llamada urgente: debería encontrarse con Dios en la cima de la montaña en que vivía, antes de ponerse el sol. Rápidamente el monje se puso en marcha montaña arriba... ¡No podía llegar tarde a semejante cita!
Pero a mitad de camino se encontró con un herido que pedía socorro. El monje casi sin detenerse le explicó que en ese momento no podía ayudarle, que Dios le esperaba en la cima de la montaña antes del atardecer. Volvería después de encontrarse con él y le ayudaría.
Poco después se encontró con un niño de la calle, más adelante con una anciana que vivía sola, y más tarde con un parado que no tenía nada que llevar a su familia. Todos necesitaban ayuda, y a todos dijo lo mismo, que no podía entretenerse porque tenía un encuentro con Dios en la cima de la montaña y no debía llegar tarde bajo ninguna excusa. A todos les dijo que volvería un poco más tarde...
Unas horas después, cuando el sol todavía brillaba en el horizonte, el monje llegó a la cima de la montaña... y desde allí sus ojos se pusieron a buscar desesperadamente a Dios. 
Pero Dios no estaba...
Algunos dicen que Dios se había ido a ayudar a aquel hombre que pedía socorro. Que le habían visto junto al niño, y junto a la anciana y también junto al parado.
Y hay quien dice que Dios era incluso el mismo herido, el mismo niño, la anciana, y el mismo parado que pedía ayuda.
 
  • REFLEXIÓN: ¿Dónde buscamos nosotros a Dios? Buscamos a Dios donde no está, porque sin duda él está en cada persona que sufre y lo necesita, justo aquellos a quienes nosotros tantas veces despreciamos. Buscamos a Dios en la oración, en la intimidad y Dios siempre está en las personas, en todo aquel que nos rodea y puede necesitarnos.