16 de junio de 2017

VERSE A UNO MISMO

—Cuando mires a tus compañeros, procura mirarte a ti mismo –dijo el maestro al discípulo.
—Pero, ¿no es esa una actitud egoísta? –cuestionó el discípulo–. Si nos preocupamos por nosotros mismos, jamás veremos lo que los otros tienen de bueno para ofrecer.
—Ojalá siempre consiguiéramos ver las cosas buenas que están a nuestro alrededor –contestó el maestro–, pero, en verdad, cuando miramos al prójimo estamos sólo buscando defectos. Intentamos descubrir su maldad, porque deseamos que sea peor que nosotros. Nunca lo perdonamos si nos hiere, porque creemos que jamás seríamos perdonados por él. Conseguimos herirlo con palabras duras afirmando que decimos la verdad, cuando apenas estamos intentando ocultarla de nosotros mismos y por último fingimos que somos importantes para que nadie pueda ver nuestra verdadera fragilidad. Por eso, siempre que estés juzgando a tu hermano, ten conciencia de que eres tú quien está en el tribunal.
Y tras este comentario el discípulo quedó pensando en sí mismo y cuántas veces había juzgado en los demás sus propios defectos.
 
  • REFLEXIÓN: ¿Somos realmente así?... Nos creemos en el derecho de criticar a todo el mundo, e incluso, a veces, tenemos la arrogancia de hacer ver a otros cuántos defectos tienen según nuestro juicio, pero casi nunca reparamos en pensar que lo que más criticamos de otros es justo lo que solemos hacer nosotros.