Sopló Eolo y creó el viento. Y le dio libertad. El viento libre recorrió el espacio sideral y llegó a la Tierra. En la Tierra fue durante mucho tiempo brisa, pero al encontrarse con las montañas y no poder atravesar las rocas, se convirtió en vendaval.
Como vendaval llegó hasta el mar y, al no poder penetrar en el agua, se transformó en huracán y asoló las playas y todo el litoral.
Al ver lo sucedido, Eolo llamó al viento y lo convirtió en ser humano. Y, aunque ahora es un ser humano, no olvida que es viento. Y cuando abre su boca, unas veces es brisa agradable; otras, huracán de palabra, hechos y gestos que arrasa y asola.
Eolo, que lo sabe, nos da un sabio consejo: «Procura ser brisa: ésa es tu misión como viento».
- REFLEXIÓN: Sé con tus hechos, gestos y palabras suave brisa que a todos llegue, sin ofender, sin violentar, siendo amable y comprensivo. Piensa cuántas veces tus gestos o palabras llegan a los demás de forma hiriente, cortante, como huracanes que todo lo arrasan a su paso, y sé para todos suave y dulce brisa.