Apenas había concluido un hombre santo su alocución cuando un bromista sin modales de entre los asistentes le dijo:
—En lugar de tejer teorías espirituales, ¿por qué no nos muestras algo práctico?
El pobre hombre santo quedó absolutamente perplejo.
—¿Qué clase de cosa práctica quieres que te muestre? –le preguntó.
Satisfecho de haber mortificado al hombre santo riéndose de él, y de causar impresión a los presentes, el bromista dijo con ironía:
—Muéstranos, por ejemplo, una manzana del Jardín del Edén.
El hombre santo tomó inmediatamente una manzana y se la presentó al individuo.
—Pero esta manzana –dijo éste– está podrida por un lado. Seguramente una manzana celestial debería ser perfecta.
—Es verdad. Una manzana celestial debería ser perfecta –dijo el hombre santo–. Pero, dadas tus posibilidades reales, esto es lo más parecido que jamás podrás tener a una manzana celestial.
- REFLEXIÓN: ¿Puede un hombre esperar ver algo perfecto con una mirada imperfecta? ¿O detectar la bondad en los demás cuando su propio corazón es egoísta?