En el bosque habitaban el rey de los cuervos y el rey de los búhos, cada uno con su respectiva legión de cuervos y búhos. Siempre habían compartido la paz del bosque, pero cierto día los dos reyes se encontraron y empezaron a intercambiar impresiones. El rey de los cuervos preguntó:
—¿Por qué tú y tu legión de búhos trabajáis por la noche?
El búho, sorprendido, replicó:
—Sois vosotros los que trabajáis por la noche. Nosotros lo hacemos de día. Así que no mientas.
Y los dos reyes se enzarzaron en una discusión, convencidos ambos de que trabajaban de día. La discusión adquirió tal carácter de violencia, que la legión de cuervos y la de búhos se disponían a entrar en combate. Pero cuando la situación estaba llegando a su momento más crítico, apareció por allí un apacible cisne que, al enterarse de la disputa, dijo:
—Calmaos todos, queridos compañeros. –Y dirigiéndose a los reyes, añadió–: No debéis en absoluto pelear, porque los dos tenéis razón. Desde vuestra perspectiva, los dos trabajáis de día.
- REFLEXIÓN: Muchas relaciones se destruyen o deterioran porque los que las forman no saben tener una perspectiva más amplia. La estrechez de miras y el aferramiento a las propias opiniones dinamitan muchas relaciones. La terquedad, el apego a los puntos de vista y la tendencia a imponerlos generan innecesarias disputas.