7 de junio de 2013

EL PEZ VELOZ

Había una escuela de peces pequeños, que vivían felices en el océano. Uno de ellos tenía dotes tan extraordinarias que sus amigos le dieron un apodo. Le llamaban “el veloz”.
Un día un pez enorme pasó junto a la escuela mirando a todos como un inocente transeúnte, hasta que, de pronto, se los tragó a todos. A todos excepto a “el veloz”, que se las ingenió para escapar.
“El veloz” escapó porque, al ser pequeño, era muy cauteloso siempre que veía un pez más grande que él. Era tan rápido y ágil que ponía furiosos a los peces grandes, saltando por encima de ellos y desapareciendo luego como una flecha antes de que pudieran cogerle.
“El veloz” estaba resuelto a explorar todas las bellezas del mundo subterráneo y no quería dejar que el miedo se lo impidiera. Mientras que el resto de sus amigos estaban comiendo, él proseguía valientemente sus viajes de descubrimientos solo.
Mucho tiempo después encontró otra escuela de peces pequeños exactamente igual que la suya. ¡Qué feliz se sintió de encontrar de nuevo compañía!
Ellos le escuchaban embelesados cuando les describía los espectáculos que había contemplado y los lugares que había visitado. Les habló de la triste suerte de la última escuela de la que había formado parte, y ellos admitieron que también tenían miedo de los peces grandes.
Pero “el veloz” era listo y había aprendido mucho acerca de cómo sobrevivir en sus solitarios viajes por el océano.
—Escuchadme -les dijo a los peces pequeños-. Sólo hay una manera de seguir vivos y de disfrutar de todo lo que la vida nos ofrece. Debemos unirnos y permanecer juntos. Agrupémonos de tal manera que parezcamos un pez enorme, y de esa manera infundiremos temor a todos los peces grandes y nos dejarán solos.
Los peces pequeños se agruparon en forma de un pez, con “el veloz” delante como el ojo vigilante de una criatura simulada. Viajando en formación, exploraron el mar feliz y tranquilo. A partir de entonces, los peces grandes les temían y respetaban.
 
  • REFLEXIÓN: Todos pertenecemos a grupos y somos miembros de la sociedad. A nosotros nos toca decidir si nos alineamos con los poderosos o con los impotentes. Por otro lado “protegiéndose mutuamente es como vive la gente”, este dicho nos recuerda que todos somos responsables los unos de los otros y de las estructuras sociales a las que pertenecemos.