El genio de la lámpara estaba tan harto de las continuas peticiones de su amo que un día se apareció a él y le dijo:
—He decidido concederte las tres cosas que desees pedirme. Después no volveré a concederte nada más.
Lleno de gozo, el amo hizo su primera petición sin pensárselo dos veces. Pidió que muriera su mujer para poder casarse con una mejor. y su petición fue inmediatamente atendida.
Pero cuando sus amigos y parientes se reunieron para el funeral y comenzaron a recordar las buenas cualidades de su difunta esposa, el amo cayó en la cuenta de que había sido un tanto precipitado. Ahora reconocía que había sido absolutamente ciego a las virtudes de su mujer. ¿Acaso era fácil encontrar otra mujer tan buena como ella?
De manera que pidió al genio que la volviera a la vida, con lo cual sólo le quedaba una petición que hacer. Y estaba decidido a no cometer un nuevo error, porque esta vez no tendría posibilidad de enmendarlo. Y se puso a pedir consejo a los demás. Algunos de sus amigos le aconsejaron que pidiese la inmortalidad.
—Pero ¿de qué servía la inmortalidad -le dijeron otros- si no tenía salud?
¿Y de qué servía la salud si no tenía dinero?
¿Y de qué servía el dinero si no tenía amigos?
Pasaban los años y no podía determinar qué era lo que debía pedir: ¿vida, salud, riquezas, poder, amor...?
Al fin suplicó al genio:
—Por favor, aconséjame lo que debo pedir.
El genio se rió al ver los apuros del pobre hombre y le dijo:
—Pide ser capaz de contentarte con todo lo que la vida te ofrezca, sea lo que sea.
- RELEXIÓN: Difícil eso de conformarse y contentarse con lo que la vida nos da, pero una gran lección. No se trata de ser conformistas, es bueno luchar por tener cada día lo mejor, se trata de que la ambición no gobierne nuestra vida y nos haga ser infelices porque nunca estemos contentos con lo que tenemos.