Un árbol fue abatido por el viento.
Con el paso del tiempo su raíz se secó, perdió sus verdes hojas y se convirtió en un tronco seco. Ahora sentía envidia de otros árboles y se quejaba día a día añorando otros tiempos.
El viento, que no sabe guardar secretos, llevó los lamentos del tronco seco a la casa de un escultor.
Después de muchos meses de trabajo, el tronco seco se convirtió en una hermosa escultura que es admirada por todos en un famoso museo.
El tronco seco ya no se queja ni siente envidia de otros árboles; tampoco añora aquellos tiempos en los que tenía verdes hojas y un porte esbelto. Ahora da gracias al viento por haberle abatido y haber llevado al escultor su lamento.
- REFLEXIÓN: Cuando algo nos sale mal, no debemos sufrir, siempre hay posibilidad de que se nos ofrezcan otras alternativas, sólo hay que estar atento y saber mirar. Personalmente, si carecemos de una cualidad, una habilidad o un talento, siempre podremos descubrir en nosotros otros que sean igual de valiosos.