30 de marzo de 2012

EL REY DE LA SELVA

El rey de la selva, el león, decidió casarse, y para ello convocó a todas las hembras de la selva con el fin de encontrar una que estuviese a su altura. Puestos a medir alturas, la hembra más impresionante es la jirafa y en ella se fijó el rey, relamiéndose de gusto: ¡tanta carne para él! Pero las desavenencias entre ellos se manifestaron a la hora de comer. La jirafa no comía más que hojas, y se las ofrecía también a su maridito... ¡Qué asco! Una mujer vegetariana no era digna de un león. Además, ya se sabe que a los machos se les gana por el estómago.
Así que el león echó a la jirafa de su casa y convocó nuevamente a las hembras de la selva.
Esta vez no se dejó deslumbrar por la altura, pero sí por el tamaño de la elefanta. Sólo que el problema que el león había encontrado con la jirafa se repitió. ¡Otra vegetariana!
Al león no le quedó más remedio que convocar otra vez a las hembras, aunque en esta ocasión su criterio para elegir ya no era físico, sino que quería una hembra que fuese hacendosa y además comiese al menos algo de carne. La mona se mostró como la más habilidosa. Quizá era demasiado inquieta para el león, pero eso sí, muy eficaz, le hacía todos los trabajos. Lo que no pudo soportar de la mona fue ver la carne que comía: piojos, garrapatas... ¡Y además sacados de su propia melena!
¡Basta! Al león le tocó buscarse otra mujer. Esta vez quería que la hembra tuviese cuatro patas, fuese veloz y carnívora, y todas estas cualidades las encontró en la pantera. Por fin el león creyó haber acertado, porque la elegida se le parecía mucho, pero... Aunque la pantera cazaba y comía como él, ¡era enormemente cruel y voraz! A él no le daba nada de lo que cazaba.
El león se dio cuenta de que tenía que buscar otra hembra, esta vez con una exigencia añadida a todas las anteriores: que fuese capaz de amar a un pobre, infeliz y solo rey como él. A su llamada se presentó una única candidata, que por supuesto resultó la elegida: la leona. Con ella el león encontró la felicidad y con ella sigue hasta hoy.
 
  • REFLEXIÓN: El león tardó mucho en encontrar a la mujer de su vida porque estaba buscando bajo criterios incorrectos. El criterio más importante para elegir en la vida es el amor, porque "el amor no pasa nunca". Tanto las cualidades de una persona como sus defectos se ven de otra manera bajo el prisma del amor.

22 de marzo de 2012

ASAMBLEA DE LAS SEMILLAS

Hace muchos, muchos años, las semillas celebraron su asamblea general extraordinaria con un único punto en el orden del día: qué hacer para aumentar la población. En efecto, tras varias incursiones devastadoras de ratones la cantidad de semillas había disminuido alarmantemente.
Después de un largo debate, la tarea parecía clara: que una semilla se dejase caer en tierra para dar fruto y producir otras muchísimas semillas.
Ahora ya sólo faltaba elegir a una semilla para esa misión...
Unas miraban al tendido, otras se hacían las dormidas, otras miraban a sus vecinas... Tras un tenso silencio, empezaron a hablar para excusarse. La Semilla Sabia dijo que ella no podía ofrecerse porque tenía un rol muy importante y que era insustituible. La Semilla Anciana dijo que estaba ya muy mayor y produciría semillas demasiado débiles. La Semilla Deportista declinó la invitación con el argumento de que un futuro de éxitos le esperaba, y lo mismo dijo la Semilla Cantante. La Semilla Periodista no podía dejar de informar sobre el resultado de la asamblea, y la Semilla Secretaria tenía que pasar a limpio las actas...
Fue una cadena interminable de negativas.
Sólo hubo una semilla que no habló: la Semilla Sordomuda. ¡Claro! ¿Cómo no se les había ocurrido antes? Esta semilla no había entendido nada de lo que allí pasaba, y tampoco podía oponerse, así que sus compañeras la apresaron y la enterraron. Cuando ya, satisfechas, las semillas iban a dispersarse... ¡horror! aparecieron los ratones y las devoraron a todas.
¿Historia terminada? No.
Al tercer día la semilla enterrada germinó y poco a poco fue creciendo hasta dar fruto y muchísimas semillas de todas las especies que repoblaron otra vez la tierra. Por eso hoy ni las semillas ni las plantas hablan, porque provienen de la Semilla Sordomuda, y no dudan en enterrarse para dar fruto, porque saben que sólo pueden dar nueva vida cuando pasan por la tierra.
 
  • REFLEXIÓN: En muchas situaciones tratamos de escurrir el bulto, no queremos ser generosos y hacer un esfuerzo por nada ni por nadie. Al igual que las semillas nosotros somos egoístas y no solemos desear entregar nuestra vida por el bien común. Reflexionemos y veamos qué causas son aquellas por las que merece la pena entregar la vida y cómo podemos nosotros dar nueva vida a nuestro entorno. A veces nuestro esfuerzo no se ve de forma inmediata, sólo el tiempo puede hacer que nuestra tierra dé fruto y que nuestro fruto sea abundante.

10 de marzo de 2012

EL PEQUEÑO PEZ

Un pequeño pez estaba nadando y retozando feliz en el fondo de su océano. Allí disfrutaba de la compañía de muchos amigos. Tenía para comer cuanto quería y no parecía carecer de nada.
Entonces comenzó a nadar hacia arriba, cada vez más alto. Nunca había subido tanto hasta entonces.
—Me pregunto cómo serán las cosas allá arriba -se dijo. Parece que hay mucha más luz y veo las cosas mucho más claras que allá abajo.
En poco tiempo, el pequeño pez llegó a la superficie del océano. Se quedó sorprendido al ver lo hermoso que era el cielo, y se preguntaba qué pasaría asomándose por encima del agua. Incluso se las arregló por un segundo para sacar la cabeza a la superficie.
—¡Qué bonito! ¡Qué excitante! -exclamó al ver el borde de la playa de arena.
Cuando se encontró de nuevo bajo las olas, se sintió abatido. ¿Por qué tenía que volver allá abajo, a aquella vida lóbrega y oscura en el fondo del océano? ¡Con la luz y el calor que había fuera! ¿Por qué no podía ir a vivir fuera, donde había mucha más claridad y calor?
El pequeño pez decidió salir fuera del agua dando un salto lo más grande posible. Entonces sintió el calor del sol más todavía. Podía también ver mucho más, más allá de la playa, hasta las ramas de los árboles, las bonitas flores y una calle llena de pequeños y pintorescos bungalós.
Pronto decidió llegar a aquella playa y comenzar una nueva vida. Nada se lo hubiera podido impedir. Comenzó a nadar enérgicamente hacia delante hasta que por fin se encontró fuera del agua en la arena.
—¡Libre al fin! -exclamó. Ahora puedo disfrutar de una nueva y maravillosa vida, lejos de la vida insípida y fría del fondo del agua...
De repente sintió una sensación de ahogo.
—¡Vaya! -murmuró. Estoy agotado. He nadado... demasiado deprisa... demasiado... rápidamente...
Intentó de nuevo recobrar el aliento, pero la sensación de ahogo persistía. Pocos minutos después el pequeño pez yacía muerto en la playa.
 
  • REFLEXIÓN: La felicidad es lo que somos y se encuentra donde estamos. Hay que aceptar nuestra situación y las circunstancias de la vida no con pasiva resignación, sino con positiva y activa alegría y gratitud. Hemos nacido para ser felices y somos nosotros mismos quienes hacemos nuestra felicidad allá donde nos encontremos.